Software y libertad

Javier Smaldone 
javier@smaldone.com.ar

Resumen:

El siguiente texto refleja mi opinión personal acerca del modelo de desarrollo y comercialización de software imperante en la actualidad. En realidad nada de lo que expreso aquí es descubrimiento mío (aunque fue todo un descubrimiento para mí el encontrarme con estas ideas hace no muchos años), sino que existe en el mundo un gran movimiento de personas relacionadas con la informática que siguen estos conceptos. Yo simplemente traté de poner algunos de ellos por escrito, con la esperanza de despertar en usted cierto interés (y, por qué no, cierto afecto) por el "software libre".

¿Qué es el software libre?

Descubrí el software libre, como muchas personas, a través del sistema operativo Linux. Ese es quizás su mayor mérito: el haber llevado a muchos usuarios de computadoras personales al mundo de UNIX y, lo más importante, al mundo de los programas libres. Sin embargo, no fue hasta que tuve la suerte de asistir a una conferencia dictada por Richard Stallman, que comprendí realmente su significado y, más aún, su espíritu y la motivación de aquellos que iniciaron este movimiento a mediados de los ochenta1.

El software libre (free software, en inglés) es a veces mal traducido como "software gratuito", lo cual desvirtúa su significado real. El mismo Stallman ha hecho famosa una frase que describe claramente la diferencia: "When you say free, think free speech, not free beer", lo cual significa: "Cuando digas libre, piensa en libertad de expresión, no en cerveza gratis", jugando con la ambigüedad del significado de la palabra "free" en el idioma inglés.

Un programa puede considerarse libre si su licencia nos garantiza las siguientes libertades:

  1. Libertad de ejecutar el programa, con cualquier propósito.
  2. Libertad de estudiar cómo funciona el programa y de adaptarlo a nuestras necesidades.
  3. Libertad de redistribuir copias del programa.
  4. Libertad de mejorar el programa y redistribuir dichas modificaciones.
Claramente puede notarse que, al poder distribuir el programa libremente, su precio tenderá a ser muy bajo y, en el mejor de los casos, será nulo.

¿El código fuente debe ser "secreto"?

Cuando un programador escribe un programa, no lo hace utilizando las instrucciones que puede ejecutar una computadora, sino que recurre a algún lenguaje de programación de "alto nivel" (o sea, fácilmente entendible por un ser humano). Luego, mediante la utilización de otro programa llamado "compilador", se traduce el código original (código fuente) a instrucciones "entendibles" por una máquina. El programa resultante es terriblemente complejo como para ser analizado por una persona, pero puede ser ejecutado por una computadora.

La práctica común en la actualidad es que el programador entregue a su cliente solamente el resultado de la compilación, reservándose el código fuente. De esta forma se asegura que nadie (excepto él) pueda modificar el programa ni analizar los detalles de su construcción. La pregunta que planteo es la siguiente: ¿Es éste un trato justo?

Usualmente, cuando discuto con alguien sobre este tema, propongo el siguiente ejemplo: ¿Debe un arquitecto, al que contratamos para construir nuestra casa, entregarnos los planos?

Bien, aunque a simple vista no parece evidente, esto es muy similar a lo que ocurre con el software. Veamos algunas analogías:

La mayoría de los programadores reaccionan (violentamente) contra este tipo de argumentos, acostumbrados quizás a la vieja idea de "desarrollar una vez para un cliente que paga el costo y... vender muchas más al mismo precio y con un mínimo esfuerzo". La excusa expuesta para defender esta postura (y en contra de la argumentación anterior) es la siguiente: "Si le doy a mi cliente el código fuente, cualquiera puede verlo y reutilizarlo en un programa propio, robando mi obra". ¡Fantástico! El arquitecto se niega a darnos los planos porque... ¡otro arquitecto podría robar su diseño! Nadie aceptaría esto en la construcción de una casa... pero mucha gente ha aceptado el injusto trato al contratar el desarrollo de un sistema.

¿Usted sabe lo que hace su software?

Quien utiliza software "cerrado" (cuyo código fuente no está disponible), ¿sabe realmente lo que éste hace? Este es un punto cada vez más importante en la actualidad, ya que utilizamos computadoras para escribir textos relacionados con nuestro trabajo o nuestra vida privada, para acceder a Internet, en donde intercambiamos información y dialogamos con otras personas, manejamos nuestras cuentas bancarias y accedemos a información con contenido político, religioso, etc.

¿Está usted seguro de que su software no lo espía? ¿Puede confiar en que la información que es manipulada por sus programas no es enviada hacia algún tercero sin su conocimiento? Aunque estas preguntas parecen denotar cierta paranoia, no son de ninguna manera exageradas. A lo largo de la historia (y muy recientemente, en algunos casos) se han descubierto puertas traseras en distintos programas, colocadas intencionalmente para permitir el acceso a personas no autorizadas sin el conocimiento del usuario (por ejemplo, en el servidor de bases de datos Interbase, de la empresa Borland2, o en el Internet Information Server de Microsoft3), . También se ha descubierto que algunos programas "roban" información y la transmiten por Internet hacia determinada empresa (uno de los casos más notables ha sido la versión para Windows de AudioGalaxy4). Sin llegar a casos tan extremos: ¿Está usted seguro de que en su sistema no hay un virus que silenciosamente le está robando información, o está vigilando lo que usted hace en Internet?

La razón por la que ocurren estas cosas y por la cual estos problemas permanecen ocultos por años es muy simple: Nadie, excepto la empresa que los produce, posee el código fuente de los programas "cerrados". Nadie fuera de la empresa (y a veces ni siquiera dentro de ella) puede analizarlos, testearlos, depurarlos y asegurarse de que no poseen trampas como las descriptas. En los programas de código abierto todo está a la vista. Cientos o miles de programadores con mayor o menor habilidad se dedican a analizarlos y descubren errores (generalmente no intencionales... ya que nadie cometería la estupidez de introducir un error ex profeso para luego quedar en ridículo ante el mundo) y problemas de seguridad... y ellos mismos elaboran la solución. Y esto es así, ya que si alguno fuese tan torpe de descubrir un problema de seguridad y no comunicarlo al mundo para utilizarlo con fines non sanctos, seguramente alguien más lo descubriría prontamente y no le serviría de mucho.

Precios, soporte, licencias... libertades

¿Le parece justo, por ejemplo, pagar 100 dólares por una caja con una copia de Windows XX? ¿Cuántos millones de esas copias vende Microsoft en todo el mundo y cuánto dinero representa eso comparado con el costo de producción del software? Veamos un pequeño ejemplo5:

Empresa Ingresos Ganancias % de ganancia Empleados G/E
IBM $ 81.667 M $ 6.328 M 7% 290.000 $ 21.820
Oracle $ 7.143 M $ 955 M 13% 40.000 $ 23.875
Microsoft $ 20.000 M $ 8.000 M 40% 29.000 $ 275.000

Claramente puede verse que las ganancias de IBM y Oracle son proporcionales a la cantidad de empleados (cada empleado le representa unos 20.000 dólares de ganancias anualmente), o sea, proporcionales al trabajo. Nótese que el porcentaje de ganancias de IBM es un tanto menor: ésto quizás se deba a que gran parte de su negocio no se basa en el software sino en el hardware (cuyo costo de producción es mayor). ¿Qué ocurre con Microsoft? Cada empleado, en promedio, le representa una ganancia de 275.000 dólares. Claramente puede verse que sus ingresos no provienen del trabajo, sino de la venta de licencias.

Muchas personas se ven obligadas a pagar por una licencia de Windows ya que la PC que compran lo trae "preinstalado" y no hay forma de adquirir el equipo sin él (intente usted adquirir una PC portátil marca Compaq, Toshiba, IBM o Dell sin Windows).

¿Qué estamos comprando? Solamente el derecho de usar una copia. ¿Soporte técnico? Toda la ayuda que uno puede obtener de Microsoft (en caso de haber comprado Windows por separado) o, peor aún, del fabricante del equipo (si venía preinstalado), son instrucciones acerca de cómo configurar determinada opción del sistema o cómo resolver problemas menores. Nunca se nos dará una respuesta ni una solución a los tan comunes "cuelgues", comportamientos extraños del sistema, ni mucho menos a la pérdida de datos que esto puede ocasionar. Llame usted al soporte técnico de Microsoft y pregunte sobre cómo puede protegerse de los tantos virus que aparecen casi a diario.

Llame a su técnico favorito. Llévele su equipo que se cuelga al intentar abrir un archivo de Microsoft Word. Muy probablemente la solución que éste le proponga (avalada por los años de experiencia y su amplio conocimiento del mundo de las computadoras personales y los sistemas de escritorio) sea la siguiente: "Reinstalar". ¿Cómo? "Sí, reinstalar Word... y si la cosa no mejora... reinstalar Windows (y el resto de sus aplicaciones, y los drivers de su impresora, scanner, modem, etc...)". Y eso funciona. Generalmente funciona. Al menos hasta que usted vuelva a instalar algún CD que consiguió en una revista, o hasta que abra algún mensaje con un virus (o la previsualización de su querido Outlook Express lo haga por usted) y la cosa vuelva a fallar.

¿Es esto serio? ¿Realmente ese es el estado de la ciencia informática hoy por hoy? No lo creo. No en el año 2002. No después de los "fabulosos" avances y de las "nuevas tecnologías" que nos venden por Internet, en las revistas y en todo folleto de las más prestigiosas consultoras.

Y las grandes empresas, que seguramente tienen mucho más dinero para invertir en software y soporte técnico que los particulares, tampoco están exentas del problema. Ellas acceden directamente a los servicios de asistencia de las grandes empresas (Microsoft, IBM, Compaq, Oracle, etc.) de una forma que usted, usuario individual u hogareño, no puede hacerlo. Obviamente los montos que destinan al acceso a tales "fuentes de conocimiento" se encuentran en otra escala de magnitud. Sin embargo la situación no cambia. Ante el ataque de un virus, el fallo reiterado de un sistema de forma inexplicable, o la presencia de una situación de uso compleja, se encuentran igual que usted a las 2 a.m. frente a su PC cuando aparece la conocida ventana azul diciendo que "Ha ocurrido un error grave...". ¿Qué estamos comprando? Soluciones, definitivamente no.

¿Compramos software? Tampoco. Apenas compramos una copia, cuyo uso normalmente está restringido por una "licencia". La licencia nos dice qué usos podemos darle (y cuáles no) al software que hemos "adquirido". ¿Ha leído el contrato de licencia de los programas que usted utiliza? Seguramente no. Quizás es por eso que todavía los usa. ¿Sabía usted que, por ejemplo, la mayoría de las licencias prohiben la exportación del producto que acompañan a países como Cuba, Sudán, Corea del Norte, Iraq, Irán, Libia y Siria? (a esta lista quizás se haya agregado Afganistán y posiblemente, dentro de algún tiempo, también la Argentina). Seguramente tampoco sabía que no se le permite transferir la licencia a otra persona (revender) en caso de no querer utilizar más el producto (en caso por ejemplo de comprar un nuevo equipo que traiga un Windows preinstalado y ya no utilizar la versión más antigua que habíamos adquirido previamente). Y eso no es todo, ya que últimamente (en productos como la línea XP de Microsoft) se prohíbe expresamente la utilización de determinados productos "accesorios" siempre y cuando no sean del mismo proveedor. Claro, probablemente a usted nada de esto le interese demasiado. "Yo lo uso en mi casa y nadie me controla", dicen muchos, y esto es cierto (todavía). Pero en el caso de las empresas, existen organizaciones como Software Legal que se encargan de aplicar severas sanciones (o de imponer "tratos" casi extorsivos, en algunos casos) a quienes violen las licencias de los productos que utilizan.

¿Compramos productos "útiles"? Tampoco. Las licencias se encargan de resaltar claramente que "no se garantiza la aplicabilidad a ningún fin determinado" (¡no se garantiza que sirva para nada!), ni tampoco se responsabiliza el fabricante por "daños producidos por defectos" (¡aunque estos sean conocidos previamente por el fabricante y no los haya reparado !). Esto quizás está bien para aplicaciones hogareñas o domésticas... pero lo peor del caso es que las mismas condiciones se encuentran en productos de miles de dólares y que son usados por empresas en aplicaciones críticas. Esto se pone claramente de manifiesto cuando, por ejemplo, un virus escrito por un par de adolescentes (con muy pocos conocimientos) en algún lugar del mundo produce la caída de una red de una empresa causándole enormes pérdidas de tiempo y dinero. ¿Parece poco serio, no?

¿Qué compramos? En definitiva estamos pagando por el uso de un programa, del cual no sabemos nada acerca de su funcionamiento interno, sujeto a condiciones que limitan nuestras libertades y sin ningún tipo de garantía por parte de quien nos lo... ¿vende?

La "piratería" de software

Las empresas dedicadas a la venta de software propietario o cerrado, llaman "piratas" a aquellos que violan las licencias de los productos que ellos comercializan, realizando copias no autorizadas. El diccionario Sopena (el que tengo más a mano) dice lo siguiente:

Pirata: Ladrón que roba en el mar, generalmente asaltando a las naves.
¡Muy interesante! O sea que para esta gente es comparable el acto de duplicar un CD-ROM (quizás para dárselo a un amigo) con el acto de asaltar un barco y matar para robar un botín.

La "piratería" de software es una actividad favorecida desde siempre por las empresas cuyos productos se dirigen a la computación personal. El motivo es muy simple: dejar que se difunda determinado software por medio de copias no autorizadas para lograr que se establezca como un estándar "de facto". Cuando esto ocurra, organismos como el ya citado "Software Legal" (o la BSA y la SPA en los Estados Unidos) se encargarán de que quienes deban y puedan pagarlo (primero las empresas)... lo hagan. Despues seguirán los fabricantes de computadoras: "Nuestro producto es el estándar, así que si quiere distribuirlo en sus equipos va a tener que aceptar nuestras condiciones (y nuestros precios)". De esta manera es que se logra, por ejemplo, que un fabricante de computadoras deba hacerse cargo del soporte técnico del sistema operativo que instala en los equipos que vende... aún cuando él no dispone ni siquiera del código fuente, ni puede modificar el programa para adaptarlo o corregir errores.

Cuando uno realiza una copia no autorizada de un software comercial, lejos de dañar al vendedor de dicho producto, le está facilitando la difusión del mismo.

¡Así no se puede hacer negocios!

Microsoft ha iniciado una campaña de desprestigio del software libre. La base de la misma es promover la idea de que el modelo de software libre va en contra de las empresas de desarrollo y comercialización de software.

Este argumento es totalmente falso. No solamente han aparecido en la última década una gran cantidad de empresas que comercializan, desarrollan y dan soporte a productos de software libre (Caldera, RedHat, SuSE, etc.) sino que muchas de las que históricamente basaron su negocio en el modelo de desarrollo y comercialización "cerrado" se han sumado a este movimiento. Sun Microsystems, IBM y Silicon Graphics (SGI) apoyan, inclusive con aportes económicos, al servidor web Apache y al sistema operativo Linux, lo cual muestra claramente que sí se puede hacer negocios con el software libre. Lo que muy probablemente sea imposible en este nuevo mundo, afortunadamente, es que una empresa se aproveche de una situación de posicionamiento ventajoso en el mercado para generar miles de millones de dólares a través de la comercialización de un único producto.

Algunos desarrolladores piensan que liberar el código fuente de sus productos puede ser perjudicial para ellos, porque alguna empresa de mayor envergadura podría tomarlos y, debido a su mejor posicionamiento, obtener mayores beneficios con ellos. Nada más lejos de la realidad, ya que el modelo de desarrollo y distribución del software libre favorece en mayor medida a las pequeñas empresas. Muchos productos de software libre que han sido desarrollados por un pequeño grupo de programadores, luego se han nutrido del aporte de nuevos usuarios y programadores de todo el mundo en un proceso de constante retroalimentación, llegando a ser superiores a muchos productos comerciales "cerrados" de muy alto precio (un claro ejemplo de esto es Apache, utilizado en más del 50% de los servidores Web de Internet, comparado al Internet Information Server de Microsoft6).

Yo soy un programador, y en estos últimos años he desarrollado aplicaciones que, en otros tiempos, me parecían imposibles de lograr con mis limitados recursos, conocimientos y habilidades. Esto sólo ha sido posible gracias a la existencia de herramientas y diversos programas disponibles en Internet como software libre. Y he ganado dinero con ellos. También he ganado dinero instalando, configurando e inclusive adaptando y corrigiendo programas libres. Y muchas veces, al tener que modificar un programa para adaptarlo a una necesidad particular de un cliente, quienes se han beneficiado también fueron los muchos desarrolladores y usuarios de dicho programa.

Estándares y formatos abiertos

¿Usted usa Microsoft Word? ¿Se preguntó alguna vez por qué? Seguramente vino instalado en su PC cuando la compró (quizás pagó la licencia o quizás el vendedor cometió un delito al instalárselo y usted está cometiendo otro delito al usarlo sin la licencia correspondiente). De cualquier forma, ¿podría usted elegir otro procesador de textos diferente? La respuesta es muy simple: No. No podría elegir otro de la misma forma que cuando aparezca una futura nueva versión tampoco podrá elegir no actualizarlo. Esto es así debido a que todos los documentos que usted escribe con MS Word son almacenados en un formato "propietario" o "cerrado". Esto significa que nadie conoce exactamente cómo se forma un archivo ".doc", ni cómo leer su contenido para reconstruir el texto allí almacenado. Claro, algunos han analizado el formato de los mismos y han implementado herramientas para poder leer o guardar archivos en el mismo. Pero no es seguro ni 100% confiable. Peor aún, en un futuro (como ya ha ocurrido varias veces) Microsoft podría cambiar el formato de los archivos .doc por uno diferente, de manera que solamente puedan leerse los archivos con una versión X del programa MS Word. Y, aunque usted no quisiera utilizar la nueva versión, deberá hacerlo por la simple razón de que los documentos generados por otras personas le serían inaccesibles. Su información ha sido secuestrada, depende usted ahora de la decisión de Microsoft.

Volvamos al ejemplo de la arquitectura y la construcción. Supongamos que la empresa Philips diseña un nuevo enchufe con cinco patas cuadradas. ¿Instalaría en su nueva casa tomacorrientes con esta nueva forma? Seguramente no, aunque Philips prometiera que en un futuro todos los electrodomésticos utilizarán la nueva "norma". ¿Qué pensaría usted si además Philips prohibiera la fabricación de adaptadores para el nuevo formato de enchufes? Sería casi ridículo, ¿no le parece? Pues bien, esto es exactamente lo mismo que ocurre con muchos productos de software que son diseñados para ser incompatibles con el resto y, a través de una situación de monopolio en la que se encuentra la empresa productora, se obliga a los usuarios (y a muchos vendedores) a su utilización. A esto se le suma la prohibición de analizar el comportamiento de los programas (lo cual es además dificultado por la no disponibilidad del código fuente de los mismos) para implementar adaptaciones a los mismos que permitan lograr cierto grado de compatibilidad.

Cuando se dispone del código fuente, los mecanismos de comunicación entre los programas y los formatos en los que se almacena la información están a la vista. Si además uno tiene la libertad de analizarlos y modificarlos, puede adaptarlos a sus necesidades concretas. Nadie desarrolla software libre con la idea de entorpecer la comunicación o el acceso a la información, ya que esto no tendría ningún sentido. Los programas se usan porque son útiles, porque están bien diseñados y construidos, por la calidad de su documentación, por el soporte técnico que puede obtenerse de sus desarrolladores o de distintas empresas que lo provean. No por imposición, no por prácticas monopólicas, no por la imposibilidad de elegir una alternativa. No, definitivamente, porque fueron diseñados para atraparnos.

Calidad

Mucha gente ha asumido como algo "normal" el hecho de tener que reinstalar periódicamente sus aplicaciones, o inclusive su sistema operativo. También es aceptado que, cada tanto, nuestra computadora puede "colgarse" o fallar sin causa aparente. Pareciera que los adolescentes que fabrican virus son los únicos responsables de los estropicios que éstos causan en miles de sistemas en todo el mundo.

Al aparecer una nueva versión de determinado programa, los usuarios corren ansiosos a conseguirlo, aún sin saber que nuevas funciones incorporará (muchas veces hasta sin la espectativa de encontrar nuevas funciones). ¿Entonces por qué tanto interés? Porque esperan que la empresa productora del software haya por fin solucionado alguno de sus errores. Y luego, por lo general, sobreviene la decepción: "Sí, es más bonito, tiene dos o tres 'chiches' nuevos, pero... no funciona mejor que el anterior". Cualquiera que haya recorrido el camino Windows 95, Windows 95 OSR/2, Windows 98, Windows 98 SE, Windows Millenium; sabe de lo que estoy hablando.

Cuando al abrir un mensaje de correo electrónico se ejecuta un virus que destruye nuestro sistema, lo aceptamos como natural. Despotricamos contra el "@#&$! que escribió el virus", en vez de detenernos a pensar si el verdadero responsable no es el que invirtió millones de dólares en hacernos creer que estamos usando "la última tecnología en software", en vez de usarlos para mejorar la calidad de un programa tan vulnerable que sólo basta el esfuerzo de un par de adolescentes con algunos pocos conocimientos, bastante tiempo libre y muchas ganas de demostrarle al mundo la precariedad de ciertos sistemas.

¿Por qué ocurre esto? Muy difícilmente una empresa, al sacar a la venta un producto con serias deficiencias, vaya a reconocer los errores que éste puede presentar. Va en contra de la imagen de la empresa. Puede devenir en una andanada de juicios (aunque la licencia probablemente se haya encargado de desligar a dicha empresa de toda responsabilidad). Es más fácil negar los errores y en la próxima versión, que los usuarios esperarán ansiosamente, publicitar la solución de los problemas de la anterior como la incorporación de novedosas mejoras.

En el caso del software libre, otra vez, todo está a la vista. Nunca un desarrollador de software libre intentará hacer creer al usuario que el producto posee cierto grado de calidad en tal o cual característica, ya que quedaría en evidencia. Que un programa sea libre no garantiza su calidad, pero al menos uno puede separar la paja del trigo. Nuevamente, si un programa es ampliamente usado no será más que por su calidad.

El "mundo cerrado" de Microsoft

A usted, usuario de Windows, que quizás creía hasta la lectura de este texto que lo único que existe en computación personal son los productos de Microsoft y, peor aún, que dichos productos se encuentran a la vanguardia tecnológica, puede ser que mis palabras le suenen al menos extrañas o quizás desconfíe de ellas. Está en todo su derecho: usted ha sido víctima durante más de una década de la propaganda de Microsoft. Es mucho más lo que esta empresa invierte en propaganda que en investigación y desarrollo... y esa es la clave de su éxito.

Hace ya un tiempo, conversando sobre estos temas con un amigo, él me planteó: "Pero... si es cierto todo lo que me contás, ¿por qué siempre estuve creído que el 'extraordinario' avance de la computación en los últimos años fue liderado por Microsoft? ¿Todo el mundo es idiota o qué?". Traté inutilmente de justificarle mis dichos, hasta que se me ocurrió una idea. Fuimos a la biblioteca de nuestra universidad y nos dirigimos a la sección de libros de computación, específicamente a los estantes de los libros sobre sistemas operativos. Allí encontramos, básicamente, tres tipos de textos: Los dedicados a teoría de sistemas operativos, los dedicados a Windows NT y los de UNIX. Tomamos cada uno de los libros y revisamos la sección de "bibliografía". ¿Que fue lo que encontramos? Obviamente, muchos de los libros sobre teoría se citaban entre sí, pero lo curioso fue observar que los de UNIX también citaban a éstos, en tanto que los de Windows NT (muchos editados directamente por Microsoft)... ¡sólo citaban a otros textos de Windows NT o de otros productos de Microsoft!

Esto es lo que yo llamo "el mundo cerrado de Microsoft". Todo empieza por ellos y termina en ellos. Son los "inventores" de todo. Recientemente leí el libro "La autopista al futuro" (The road ahead) del mismísimo Bill Gates. Es increíble cómo cuenta la historia de la computación desde los 70 sin mencionar a UNIX hasta fines de los 80. También es notable cómo, hábilmente, omite la historia del desarrollo de Internet (la cual estuvo siempre ligada a UNIX y al software libre).

Creo que la idea es lo suficientemente evidente. Tratar de que quien se inicia en el mundo de la computación quede atrapado en el "mundo Microsoft" para no salir nunca de él (la forma más simple es que nunca conozca de la existencia de otros "mundos"). Algunos centros educativos firman convenios con Microsoft por los cuales reciben grandes cantidades de su software a bajos precios (bajos comparados con el precio del mismo producto "en la calle") y, a cambio, sólo enseñan a sus alumnos a utilizar dichos productos. En otros casos, quizás por desconocimiento, algunos docentes hacen de agentes de propaganda de Microsoft de forma mucho más "barata": exigen a sus alumnos la utilización de tal o cual producto para la realización de los trabajos prácticos de su materia. El resultado siempre es el mismo: los alumnos se forman en ese "mundo cerrado" y luego, como profesionales venderán a sus clientes los productos Microsoft o, peor aún, como docentes enseñarán a sus alumnos que eso es lo único que existe (y, por ende, lo mejor que existe).

Existe software estable. Existe software seguro. Algunos servidores permanecen varios meses atendiendo los requerimientos de cientos (o miles) de usuarios sin ningún tipo de interrupción. Algunas personas formateamos nuestro disco rígido solamente cuando lo compramos. No hace falta reiniciar nuestra PC cada vez que instalamos algo, ni siquiera cuando modificamos la configuración de la red o del entorno gráfico. Algunos no nos preocupamos por los virus, ni lo pensamos dos veces antes de abrir un mensaje de correo electrónico. Algunos, inclusive, dejamos que nuestros compañeros, hijos o hasta desconocidos utilicen nuestra computadora, sin temor a que destruyan nuestra información o la configuración de nuestros programas. Todo esto existe... y desde hace mucho tiempo. Y el software libre tiene mucho que ver.

Para finalizar...

El objetivo de este texto es (además de servirme como terapia personal) que usted descubra, si todavía no lo ha hecho, que existe otra realidad. Y es muy distinta a lo que nos quieren vender empresas como Microsoft (y muchas otras).

Anímese a cuestionarse si todo lo que usted cree que aprendió sobre informática a lo largo de todo este tiempo es tal como lo ve. Muchas personas que recién se inician en el mundo de la computación se dan cuenta de que algo anda mal. "¡Esto no puede ser tan difícil!", "¿Es normal que estas cosas pasen?", "¿Cómo puede ser que por ver ese CD que venía en la revista ahora tenga que llevar mi PC a un técnico y deba reinstalar todos los programas?". Todas estas frases suelen oírse de boca de quienes no conocen prácticamente nada de informática. Y la respuesta de los "expertos" es siempre la misma: "Es normal, ya te vas a acostumbrar a que estas cosas pasan". NO, definitivamente NO. No es normal, no debiera serlo. Y es responsabilidad los conocedores, los técnicos, los usuarios avanzados, los profesionales, el poner fin a esta situación. Claro que, antes que nada, debemos convencernos a nosotros mismos de que no debe ser así.

Y si decide adentrarse en el mundo del software libre, sepa que no está solo (ni mucho menos). Es difícil que encuentre un documental sobre esto en "Discovery channel", seguramente tampoco verá una publicidad sobre Linux o Apache en una tanda de comerciales de su programa favorito (por ahora...). Busque en Internet. Visite sitios como Barrapunto (http://barrapunto.com), Slashdot (http://slashdot.org), el proyecto GNU (http://www.gnu.org/home.es.html), las páginas personales de los verdaderos "hackers"7, o los miles de Grupos de Usuarios de Linux de todo el mundo. Verá cómo trabaja esta gente. Verá también como piensan.

Mucha gente ya ha abierto los ojos a todas estas cuestiones. Si alguno de ellos está leyendo esto en este momento quizás tenga una sonrisa (y un poco de bronca), recordando las veces que trató de explicarle a alguien estas ideas. Espero haber contribuído en este sentido. Espero haber despertado, aunque más no sea, un poco de curiosidad.

Le dejo, como nota final, una frase de Richard Stallman (uno de los creadores del movimiento de software libre):

"Usted merece poder cooperar abierta y libremente con otras personas que usan software.
Usted merece poder aprender cómo funciona el software, y enseñar libremente a sus alumnos con él.
Usted merece poder contratar a su programador favorito para arreglarlo cuando falle.
Usted merece software libre."

Copyright

Copyright © 2002 Javier Smaldone
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Una copia de la licencia puede obtenserse desde http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html



Referencias

... ochenta1
Ver http://www.gnu.org/home.es.html
... Borland2
Ver http://www.kb.cert.org/vuls/id/247371
... Microsoft3
Ver http://news.com.com/2100-1001-239273.html?legacy=cnet y http://www.f-secure.com/news/1999/19990906.htm
... AudioGalaxy4
Ver http://www.wired.com/news/technology/0,1282,49960,00.html
... ejemplo5
Tomado de una excelente conferencia de Roberto Di Cosmo.
... Microsoft6
Ver http://www.netcraft.com/survey/
..."hackers"7
Los verdaderos responsables del avance de la informática e Internet. No confundir con "crackers".