Educando para la Era de la Información

Javier Smaldone
Alumno de la carrera Licenciatura en Ciencias de la Computación. javier@smaldone.com.ar - http://www.smaldone.com.ar

Libre intercambio de ideas. ¿Qué cosa sino ésta fundamenta la evolución del conocimiento humano? ¿Cómo puede un docente dejar de ser instrumento para ello y transformarse en defensor de los intereses mezquinos de las grandes corporaciones?

Vivimos el comienzo de una nueva era, en la cual el manejo de la información juega un rol fundamental y con ello, la informática se transforma en un recurso estratégico. Mientras tanto, en muchas de nuestras instituciones educativas siguen utilizándose herramientas de software propietarias, cuyos mecanismos internos son totalmente desconocidos y fuera de nuestro control y que almacenan la información que nos pertenece de forma que nos está expresamente vedado descubrir. Lamentablemente, aquellos que en ejercicio de su tarea docente no son conscientes de ello, actúan como piezas funcionales al mecanismo elaborado por quienes desean monopolizar totalmente el control de la información. Cuando un docente enseña a utilizar sólo herramientas propietarias está contribuyendo al establecimiento del monopolio: el profesional formado con dicha tecnología la recomendará a sus futuros clientes... o la enseñará a sus futuros alumnos.

Uno de los grandes maestros de las ciencias de la computación, el recientemente desaparecido Edsger Dijkstra, jugaba con la idea de una empresa ficticia, Mathematics Inc., dedicada a patentar teoremas matemáticos para luego cobrar un canon por su uso y prohibiendo expresamente la difusión de su demostración. Un docente de matemática no pensaría ni por un instante en "adiestrar" a sus alumnos en el uso de los "productos" de Mathematics Inc. Aun si se diera el caso de la existencia de un teorema solamente demostrado por ellos, jamás lo utilizaría, sino que la comunidad científica buscaría por todos los medios una demostración alternativa para poder escapar a la opresión de dicha corporación.

El software no siempre estuvo bajo el control de las grandes corporaciones, sino que en los comienzos de la informática era distribuido libremente. Ese intercambio se dio fundamentalmente en las universidades, lo cual es natural debido a la cultura de libertad imperante en las mismas. Unos años atrás la situación cambió abruptamente. Surgieron grandes empresas dedicadas a comercializar software, las cuales con el fin de lograr el control del mercado comenzaron a imponer restricciones: prohibición de copiar, prohibición de analizar el funcionamiento del software, prohibición de estudiar la forma de codificación de la información.

Es curioso notar que a la vez que se pregonan los supuestos beneficios de la "nueva era de la información", se pretenda mantenernos ajenos al control de las herramientas informáticas que posibilitarán la nueva "revolución del conocimiento". Son las instituciones educativas, por su naturaleza de generadoras y multiplicadoras del conocimiento, quienes deben enarbolar la bandera de la libertad y la independencia tecnológica y científica y no seguir siendo cómplices de quienes pretenden confinarnos al sometimiento.

Constantemente oímos de proyectos cuyo objetivo es el "acceso a las nuevas tecnologías de la información". Analizando tales proyectos, es claro que dicho "acceso" se limita al adiestramiento en el uso de herramientas que no nos pertenecen, sino que provienen de algún "ente superior". Debería promoverse, en cambio, tomar el control de las nuevas tecnologías, no sólo adaptándolas a nuestras necesidades sino generándolas, siendo parte del avance y no simples consumidores pasivos. Debe educarse para producir, no para consumir.

A los estudiantes debe dárseles la oportunidad de ver cómo funcionan sus herramientas, de examinar sus mecanismos internos y de extenderlas de acuerdo a sus necesidades o intereses. No debe cerrárseles el cofre de las herramientas de la Era de la Información. En un ambiente académico libre no debe prohibírseles descubrir, compartir sus herramientas con otros. En una universidad pública y gratuita no debe exigírseles el pago de un tributo por el uso de las herramientas necesarias para su aprendizaje.

A pesar de los intentos que desde los últimos treinta años vienen realizando distintas empresas - cuando no estados - por obtener control de la información, corremos con suerte: existe gran cantidad de software que escapa a su control y que ha sido desarrollado por millones de programadores de todo el mundo, se lo conoce como "software libre". Gracias a él ha sido posible, por ejemplo, el crecimiento y el estado actual de Internet. Esto pone otro freno a quienes, desvirtuando la esencia de la educación, se detienen en los aspectos técnicos: en la actualidad existe software libre que es usado exitosamente en universidades, estados y empresas aun en sus sistemas más críticos.

En los países desarrollados, tanto de América del Norte como de Europa, muchas universidades se han volcado hacia el "software libre". Sorpresivamente es en nuestra Latinoamérica, donde sufriríamos las peores consecuencias de imponerse el modelo cerrado y oscurantista, que asombra la pasividad con que el tema es tratado en los ámbitos académicos superiores. Aún hay educadores que justifican el uso de herramientas de software cerradas aduciendo supuestas ventajas técnicas. De ninguna manera la enseñanza puede basarse en tecnologías que están bajo el dominio y el control de una empresa. Ese es el punto que no debemos perder de vista.

Otro argumento con el que algunos intentan justificar el uso de herramientas cerradas en la educación es el de formar profesionales para el mercado laboral actual, en donde dichas herramientas aún son ampliamente usadas. Tal argumento es totalmente falaz en el ámbito de una institución universitaria, ya que presupone que el objetivo de la educación superior es la de formar técnicos de acuerdo a lo que dicte el mercado, en vez de profesionales capaces de ofrecer soluciones realmente innovadoras que modifiquen la realidad social. Citando a Edsger Dijkstra: "No es tarea de la Universidad brindar lo que la sociedad pide, sino lo que la sociedad necesita".